El viaje comenzó el sábado por la mañana en tren (que casi perdemos por mi culpa!) pero llegamos justo y pudimos salir como teníamos planeado.
Tomamos el Renfe en Paseo de Gracia (el tren va hasta Portbou, frontera con Francia) finalmente 1 hora y media después, llegamos a Figueres.
Figueres es un pueblo muy lindo, no tiene mar pero tiene un atractivo importante: el museo de Salvador Dalí!!
Lo genial de este museo es que Dali participó de su armado interior y exterior y eso te permite entender mejor lo que quería transmitir. En gral, muchos museos son post mortem y esto no pasa.
El museo está en un edificio clásico y antiguo de la ciudad y Dalí le dio su toque. La fachada está cubierta de miles de panes pintados de dorado (imitación del pan de la región) y arriba hay unos huevos gigantes! Esto simboliza la vida.
El museo es genial y vale mucho la pena. Hay obras de cuando tenía 2o años y parecen que fueran de otra persona. Hay instalaciones que son geniales, donde se pueden ver cuadros o estructuras que tienen muchos significados y otras donde se necesitan espejos, cristales deformantes o prismas para verlas.
Dalí no nació aquí (aunque su tumba está adentro del Museo) sino en Portlligat que es un pueblito a 2 km de Cadaqués.
Llegando al museo uno comienza a percibir lo diferente del turismo de aquí al de Barcelona: ya no hay yankis (realmente un alivio!!!!) sino muchos muchos franceses y alemanes que visitan Cadaqués y Figueres.
Es que a partir de Figueres y yendo a Cadaqués, estamos más cerca de la frontera con Francia que de la ciudad de Barcelona!
Fuimos al museo, recorrimos el mercado y el Rastro de Figueres (un mercado de pulgas en la plaza) y nos fuimos hacia Roses, un pueblo que está a 30 minutos en bus, porque en tren sólo se llega a Figueres, a partir de aquí las comunicaciones son en bus o en auto.
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